Volver a lo Escencial

navidad

La llegada de la Navidad suele llenar nuestras ciudades de luces, colores y movimientos. Las vidrieras se visten de ofertas, las publicidades nos invitan a comprar más, y pareciera que la celebración se mide en cantidad de regalos o en lo impresionante de la decoración. Sin embargo, si nos detenemos un momento a pensar, todos sabemos que lo verdaderamente importante de esta época no puede encontrarse en un paquete envuelto ni en una compra de último momento.

Navidad es, ante todo, un recordatorio de lo simple y profundo. Dios eligió hacerse cercano a la humanidad llegando como un niño, en un pesebre humilde, rodeado no de lujo sino de personas sencillas que supieron reconocer lo eterno en medio de lo cotidiano. A veces, lo más esencial llega sin ruido, sin brillos, sin competencia.

Cada año tenemos la oportunidad de reenfocar la mirada. De volver a valorar nuestras relaciones, nuestra familia, nuestros amigos, esos vínculos que sostienen la vida incluso en tiempos difíciles. La Navidad puede convertirse en una invitación a escuchar más, a perdonar más rápido, a agradecer más seguido. Los regalos más valiosos no cuestan dinero: una conversación honesta, un abrazo esperado, una comida compartida, la presencia real en vez de la atención dispersa.

También es un momento para recordar que Jesús no vino solo a “decorar” una fiesta, sino a traer esperanza. En un mundo que corre detrás de lo superficial, Su mensaje sigue siendo profundamente contracultural: amar al otro, servir, construir comunidades solidarias, mirar al necesitado y extender la mano.

Que esta Navidad no pase inadvertida entre luces y compras. Que podamos darle valor a lo profundo, a lo eterno, a lo que verdaderamente transforma. Que el nacimiento de Jesús inspire nuestro corazón y nos ayude a renovar nuestra fe, nuestros vínculos y nuestra manera de vivir.

Quizás también te interese...