Hace algunos años se hizo muy popular un video de un Almirante de la Marina estadounidense titulado “si quieres cambiar el mundo, comienza por tender tu cama.” En su discurso, el líder militar reflexionó sobre la importancia de los pequeños y buenos hábitos, y concluyó que, si uno no tiene la suficiente responsabilidad como para tender su propia cama cada mañana, es muy poco probable que logre cosas significativas en la vida.
A veces menospreciamos las pequeñas acciones. Nos deslumbran las proezas, los grandes logros y los hechos trascendentes; pero solemos restarle importancia a lo cotidiano. Sin embargo, la realidad es que detrás de cada suceso extraordinario, hay miles de acciones ordinarias que lo hicieron posible.
Cuando hacemos algo repetidamente formamos hábitos, y la suma de nuestros hábitos (buenos y malos) van moldeando nuestro carácter, nuestra forma de comportarnos frente a la vida. Y por más que haya muchos componentes externos que influyen, nuestro carácter y las decisiones que tomamos son los factores más relevantes para determinar el rumbo de nuestra vida. Lo importante no es el momento en el que uno clava la bandera en la cima de la montaña; sino cada metro que escaló con paciencia y esfuerzo hasta llegar allí.
Ser conscientes de esto es una ventaja, ya que muchas veces vivimos en modo avión, reaccionando más que accionando, dejando que los días se sucedan sin influir mucho en los resultados. En ocasiones ni siquiera pensamos en proponernos metas porque luego quedan en nada, y haberlo intentado muchas veces sin éxito nos frustra. En otros casos nos fijamos objetivos muy magníficos y grandilocuentes los cuales nos convencemos vamos a alcanzar; pero hacemos aguas en cosas muy sencillas que dejan en evidencia falta de fuerza de voluntad y responsabilidad. ¿Cómo vamos a concretar semejantes proyectos, si no somos capaces de ser disciplinados en aspectos más básicos? Entender que tomar pequeñas determinaciones puede ocasionar grandes cambios es motivador. Proponernos leer un capítulo de un libro por semana puede parecer algo verdaderamente insignificante; pero si efectivamente lo hacemos, nos sorprenderemos de lo que una decisión tan simple puede generar.
Las palabras disciplina, responsabilidad, constancia y paciencia no son trending topic. Fueron confinadas al exilio por la nueva cultura del placer fácil e inmediato. Pero si queremos progresar, alcanzar objetivos y desarrollarnos, tendremos que amigarnos con esos olvidados conceptos. De esta manera, si somos disciplinados, responsables y constantes en desarrollar hábitos saludables, y esperamos con paciencia las consecuencias, conseguiremos resultados positivos que impactarán en nuestra vida, en nuestros proyectos y seguramente en quienes nos rodean también.
¿Queremos cambiar el mundo? ¡Empecemos por armar nuestra cama!
Muy buena el trabajo que hacen!
Gracias!