El pantano de la apatía

apatia

Decime si algo de lo que escribo a continuación te identifica: está por comenzar un nuevo mes, y empezás a proyectar qué vas a hacer. Organizás en tu mente actividades geniales que van a beneficiarte en salud, trabajo, relaciones. Por ejemplo, te decidís a comenzar a hacer actividad física por lo menos una vez a la semana; a mejorar tus hábitos alimenticios; a pasar más tiempo de calidad con amigos y familiares; a hacer un curso, un taller o una capacitación que mejore tu desempeño en el ámbito profesional. El plan es buenísimo, impecable, hasta acomodaste los horarios para tener tiempo para descansar y relajarte. Sabés que todos estos cambios van a mejorar notablemente tu calidad de vida y a tener un impacto positivo en tu futuro.

Pero… el edificio se derrumba a la segunda o tercera semana. Algunas cosas las empezaste, pero no duraron mucho. Otras solo quedaron en un buen plan. Y frente a la enorme frustración de ver que todo se disuelve otra vez, renunciás a tu proyecto y te conformás a tu estilo de vida actual, sin demasiadas pretensiones.

Si algo de esto te identifica dejame decirte que no sos él único al que le pasa. Un rasgo frecuente, y a la vez preocupante, en los individuos de nuestra sociedad actual es que gran parte de ellos se encuentran inmersos en un sutil estado de apatía. No sienten interés, motivación ni entusiasmo y cuando las cosas se ponen duras o requieren un esfuerzo extra, tienden a correr a resguardarse a su segura comodidad. Puede que, por algún motivo, ocasionalmente, algo los sacuda un poco y sientan ese estímulo del que hablábamos al principio. Pero esa chispa de motivación suele ser fugaz y no logra encender ningún fuego. No se requiere mucho tiempo para que los apáticos abandonen sus proyectos y renuncien a todo lo que implique dejar el confort.

Me imagino a la apatía como una especie de arenas movedizas pegajosas y resbaladizas. Una vez que uno cae, es muy complicado salir. Aunque lo intente y parezca conseguir escapar de a poco del pantano, es muy difícil sacarse la pegajosa sustancia que lo cubre y por más que pelee se vuelve a hundir.

Pero… ¿cómo fue que caímos por primera vez?

Puede haber muchos caminos que nos conduzcan a las pantanosas aguas de la apatía. Atravesar una situación dolorosa como la pérdida de un ser querido, el fin de una relación, problemas de salud o la pérdida de trabajo, puede generarnos una profunda tristeza que es normal; pero que no debería durar para siempre. Cuando prolongamos esta emoción y no hacemos nada para superar lo que nos pasó, es probable que sin saberlo nos dejemos invadir por la apatía.

Otra causa puede ser el exceso de dopamina. La dopamina es una sustancia que producimos cuando nuestro cerebro sabe que está frente a una actividad que va a causarle mucho placer. En la actualidad estamos sobreestimulados y la mayoría manejamos altos niveles de dopamina ya que el exceso de entretenimiento y de comidas super procesadas hace que nuestro cerebro constantemente libere esta sustancia. Pensemos que hace no muchos años era muy poco frecuente que alguien vea una obra teatral o un espectáculo deportivo; eran eventos exclusivos y poco comunes. Lo mismo las comidas sabrosas, condimentadas o dulces. Eran manjares reservados para ocasiones muy especiales. Pero hoy en día absolutamente todos los días nos damos “el gusto” de comer algo delicioso, con exceso en azúcares o en grasas, bebidas gaseosas y postres; y estamos expuestos constantemente a entretenimiento a través de dispositivos que nos acompañan a donde sea que vayamos. Cada vez agarramos el celular o que abrimos la heladera, nuestro cerebro se prepara para sentir placer y libera dosis de dopamina. El problema con esto es que estamos acostumbrados a sentir placer (aunque sean en pequeñas cantidades) continuamente, y frente a actividades que, por más que sepamos que son beneficiosas para nosotros, no producen placer inmediatamente, nos sentimos desmotivados y sin ganas.

¿Cómo salir del pantano?

Hay muchas otras causas que pueden derivar en apatía, como el exceso de trabajo, el estrés crónico y la falta de sueño. Pero sin importar qué la ocasione, si te das cuenta de que te estas convirtiendo en una persona apática, no te desanimes. Dejame compartirte algunas acciones prácticas que podés llevar a cabo para escapar de las arenas movedizas de la apatía.

1.         Establecé metas pequeñas: Fijar metas pequeñas y alcanzables puede ayudarte a recuperar un sentido de logro y motivación. Establecé objetivos que puedas cumplir fácilmente y luego aumentá gradualmente su complejidad.

2.         Mantené una rutina: La rutina puede proporcionar estructura y ayudarte a mantenerte enfocado en tus responsabilidades diarias. Incluso cuando la apatía te afecte, tratar de seguir una rutina regular puede ayudar a mantener una sensación de normalidad.

3.         Realizá actividades que solías disfrutar: Aunque puede ser difícil encontrar motivación, tratá de volver a realizar actividades que solías disfrutar. Aunque al principio no sientas un gran interés, con el tiempo es posible que comiences a sentirte más conectado a ellas.

4.         Salí a caminar o a hacer ejercicio: La actividad física regular puede tener un impacto positivo en tu estado de ánimo y energía. Aunque te sientas apático, dar un paseo corto o realizar ejercicios suaves puede liberar endorfinas y mejorar tu bienestar general.

5.         Conectate con otras personas: La interacción social puede ayudar a romper el ciclo de apatía. Hablar con amigos, familiares o participar en actividades grupales puede proporcionarte estímulos emocionales y distracción.

6.         Estimulá tu mente: Leé libros interesantes, explorá nuevos temas, aprendé habilidades nuevas o realizá rompecabezas y juegos mentales para mantener tu mente activa y curiosa.

7.         Limitá el tiempo de pantalla: Pasar demasiado tiempo frente a dispositivos electrónicos puede contribuir a la apatía. Intentá limitar el tiempo de pantalla y en su lugar involucrate en actividades más interactivas y enriquecedoras.

8.         Cuidá tu salud física: Asegurate de dormir lo suficiente, comer bien y mantener una hidratación adecuada. Una buena salud física puede tener un impacto positivo en tu salud mental.

La apatía es enemiga de nuestros proyectos, desarrollo, relaciones familiares y crecimiento personal. Es una traba, un obstáculo que nos impide vivir plenamente. No es fácil derrotarla, pero es posible y todo comienza con una decisión. Si estás hundiéndote en el pantano de la apatía, hoy podés tomar la decisión de salir. ¿Qué vas a hacer al respecto?

Quizás también te interese...